jueves, 2 de abril de 2009

Un estudio antropológico

Para romper un poco con la rutina, publico este texto, basado en un estudio antropológico.
Claude Lévi-Straussm cuyo apellido nada tiene que ver con alguna marca de pantalones de jeans, es un antropólogo francés que aportó mucho para el estudio de la culturay de las comunidades.
Una de las enseñanzas que aporta la antropología, para realizar un estudio de campo, sobre alguna comunidad determinada (puede ser una tribu aborígen o una tribu urbana) es que debe, el investigador, tomar contacto con el objeto de estudio, al menos 2 años.
Pues bien, en 1958 un científico argentino, Alberto Rex González (estudió sobre los aborígenes en el NOA), quiso demostrar la veracidad de esa momento, hipótesis. Viajó a una tribu de caníbales, en el Africa y permaneció un poco más de dos años. Al comienzo tuvo innumerables problemas para comunicarse con los primitivos habitantes del lugar, debido a que ambas partes desconocían el idioma del otro. Más allá de las dificultades, el científico anotaba en un cuaderno todo lo que acontecía en esa tribu. Fue un milagro, hay que decirlo, que los habitantes de ese lugar no lo hayan utilizado como aperitivo para un almuerzo o una cena. Pues bien, pasaron seis meses y el investigador no obtenía los resultados que pretendía. Sin embargo, seguía firme en su tesitura de que debían pasar dos años para poder ver algunos avances en el estudio.
Un año después de llegado al continente negro, el único adelanto que pudo percibir, fue que los caníbales no lo miraban como un extraño, aunque solamente le sonreían, como una señal de saludo. Rex González, amante del tango, dudaba de esas sonrisas, ya que no cabía el significado de las mismas. Todas las conjeturas que se podrían hacer, quedaban de lado.
Finalmente pasaron los dos años y, totalmente desilusionado, preparó sus cosas y se dispuso a volver a la civilización, a su querido país, a escuchar un buen tango, mientras toma unos mates.
Pero, como en las pelìculas, pasó lo impensado: uno de los aborígenes se le acercó y, en un perfecto español, lo invitó a acompañarlo a un lugar separado del centro urbano. González, sin salir de su asombro, lo siguió por un sendero rodeado de grandes árboles, y asediado por los mosquitos, hasta que llegó a un solar. Si, el escuchar el español del caníbal lo sorprendió, lo que vió al final de ese sendero, terminó por impactarlo. Un anfiteatro, similar al utilizado en las principales ciudades del mundo, se erigía en el medio de ese lugar. González sacó su anotador y´, maravillado, comenzó a describir lo que veían sus ojos.
Em el medio del anfiteatro estaba sentado un negro, con un bandoneón entre sus piernas, mientras, quizá en honor al argentino que se iba de allí, tocaba el tango Volver. Y fué aquí donde surgió un diálogo, que está en uno de sus grandes obras científicas "Recuerdos del Africa: la importancia del trabajo de campo en la antropología". El diálogo fue el siguiente:
"-¿Qué es este lugar?- dijo el científico
-...- fue la respuesta
-¿Por qué nunca me dijeron que hablaban el español?
-¡¡¡¡Shhhhh!!!!-
-¡Necesito respuestas, por favor!
-Cuando termine la función- le contestó un aborígen
-Pero, por favor, quién está tocando ese bandoneón?- atinó a preguntar
y la respuesta no se hizo esperar: Es Kanibal Troilo"

Esa es la historia del gran investigador Alberto Rex González, espero que les haga reflexionar, mis estimados lectores, sobre la importancia de la antropología.

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